Febrero
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martes, 26 de febrero de 2013

RESEÑA DE "AZUL LEJANO".


Azul Lejano nos invita a comprender la totalidad de ser. Sí, nos permite reflexionar en lo complejo que es existir y en la complejidad misma que emerge de lo existente. Nos desafía a entendernos uno entre todos y extendernos como uno entre todos.

“Soy tanto aquél como yo mismo/y me voy sintiendo en lo que sé y desconozco”.

Es para mí el verso inicial de la obra de Luis Eduardo Ayala Páez. Es el que nos introduce en el paisaje amplio y centrado que dibuja la tinta del autor. Desde ese momento puede percibirse que Ayala encarna sus letras y pasea a través de ellas por todas las páginas en las que la tinta mancha de melancolía y sed de sabiduría. Y es esa sed la que desborda agonía y se encarna en los versos, es la imagen central, e incluso el tono, que oscurece de azul el cielo y se extiende desde el aquí y ahora hasta el horizonte vislumbrado.

“Son pocas las cosas que bajo/este cielo galáctico están colocadas en su lugar.”

La sed muta y se hace denuncia y crítica, reclamo y deseo. Cada elemento se mezcla en una voz escrita, y el azul va trascendiendo, convirtiéndose también en lienzo. La mirada del autor recoge lo obvio para transformarlo en imágenes y expresiones. Así nos convoca a detenernos para contemplar a través de él.
“Ni el vuelo de mis pensamientos/hace crujir el viento…”

Puede palparse la serenidad de quien no se resigna pero se entrega, de quien se viste de vida para hacer un hilo. Nos deja pistas para seguir, migas en el camino para ir comprendiendo la reflexión del autor, nos permite jugar con lo intangible, tocarlo.

Encarnación es la palabra que paseaba por mi mente mientras me sumergía en el Azul Lejano. Podemos encarnar lo intangible y ser vehículo de los deseos, así ser cielo y mar, ser horizonte y amanecer. Somos escenarios y somos elementos que invaden, podemos situarnos en cada dinámica que le da sentido a la existencia.

Azul Lejano es la primera entrega de Luis Eduardo Ayala Páez, que no es un poeta ingenuo y tampoco podría llamarlo novato. Es un joven artista, que sabe hacer uso de las letras y componer con ellas una obra universal, que nos toca a todos por igual, que puede despertar la consciencia de la memoria olvidada, que se contextualiza desde quien la mira invadiendo desde la mirada hasta encarnar, su obra produce una simbiosis nada estéril, es fructífera y el sabor de sus frutos depende de la mirada encarnada.

La metáfora en la voz escrita de Ayala es víctima de su sed. Y su habilidad nos va llevando al que, según percibo yo, es su verso central, el estallido de su obra:

“En ese mundo no hay cielos, /sin embargo llueve.”

El recorrido hasta ese verso nos permite comprender la cosmovisión plasmada en esas dos líneas, el ser sediento, repleto de anécdotas, da a luz las quejas que desafían lo ya vivido reflejando la no aceptación de lo aceptado, la rebelión en contra de lo que está establecido para pronunciar las quejas que reclaman una nueva construcción. La descripción en las manos de Ayala no es una renuncia tímida, es mucho más que eso, es la apertura a nuevos dibujos. Ayala es un filósofo que desborda en poesía sus pensamientos.

A partir de ese verso el tono se hace más violento, el movimiento más perceptible, es como si el autor ha dejado escapar esa bestia filosófica que esperó su momento para danzar. Incluso las imágenes cambian, hasta el momento el autor hace uso del viento, el universo y la galaxia. Su obra evoluciona y cambia de color, como si lo lejano excitara su ira y su ira se expresara en pasión, así nos entrega el fuego, el vacío y la sombra. Y mezcla los elementos de sus primeros versos con estos últimos para presentar un derroche de fuerza filosófica plasmada como poesía que dibuja. Ayala se desdobla a través de las páginas hasta entregarnos su final…

“Persisto siendo ellos, /los que perdí.”

Cuando culminé la lectura de esta obra de arte me vi arropado por una serie de reflexiones sobre mis pasos andados hasta ahora. Fue una grata experiencia, y no puedo dejar de invitarles a que adquieran “Azul Lejano” y contemplen desde el azul la lejanía hasta sentir cómo se alían estos dos elementos al final de la lectura.

lunes, 25 de febrero de 2013

RESEÑA DE "VERSOS HÚMEDOS".


Versos Húmedos, de Miky Poche, no puede reducirse a “poesía erótica”, o podría decir: versos húmedos redime la poesía erótica frente a aquellos que la asumen con prejuicios y piensan que erotismo es lujuria no razonada o lascivia sin sentido. Yo tomé mi ejemplar y al ver el arte (dibujado por la hija de la autora) me ubiqué dentro del libro pensando “voy a ver el mundo desde sus páginas a través de la ventana que amenaza con la realidad”. ¡No me equivoqué!

Mi ejemplar está dedicado, ella me advierte “disfruta la humedad de mis versos”, pero me llamó la atención que la dedicatoria impresa en el ejemplar dice “al universo y toda creación”, al instante pensé que la obra en mis manos podría arrojar un grado profundo y humano de espiritualidad, y nuevamente acerté. Pasear a través de los laberintos de Versos Húmedos es encontrar la humanidad real, esa que solemos esconder entre la piel y la sangre, que pide a gritos libertad para volcarse en contra de la pasividad con la que hemos disfrazado nuestras alegrías; es comprender que la espiritualidad es consciencia de lo que somos, deseamos y consumimos. La obra es madura, adulta, elevada. Es un susurro de alguien que no le teme a la vida y está dispuesta a vivirla sin permitirse el egoísmo de no compartir su secreto.

Versos Húmedos desnuda nuestras apariencias hasta el punto en que las percibimos como ficción y nos preguntamos cómo hemos olvidado que somos pasión y fuerza. Nos conduce hacia el auto descubrimiento, nos seduce con un erotismo nada mágico ni ficticio, la palabra de Miky es la encarnación de lo que tal vez fuimos alguna vez y decidimos reprimir. El verdadero yo emana irremediablemente a través de la lectura…

“Quiero nombrarte hoy/Nombrar tu misterio/tu verdad/tu nombre…” (Página 20).

Son versos como ese los que me hace pensar que la autora entiende que el erotismo es también espiritualidad, es expresión de la agonía consciente, es desahogo de la búsqueda que no termina, que impulsa al ser humano a mantenerse atento y expectante. Ella mezcla la agonía con la sexualidad, elevando la sexualidad o más bien restaurándola, dándole el lugar que siempre ha debido tener, su verbo invita a despojarnos de la vergüenza que nos impide aceptarnos y contemplarnos ansiosos de placer, de vida buena, de vida grata, nos invita a desear ser dueños.

Su poesía arroja nuevos conceptos, innova y propone. También derriba para construir, desafiando las figuras establecidas como incuestionables por el tiempo…

“si así lo haces/sumisa/a tus pies me arrodillaré/y serás el único dios que adoraré…”

Me seduce su irreverencia, su pasión y elevada consciencia de sí misma, me atrae su percepción acerca de la realidad, su constante invocación a la humedad.

Versos Húmedos es una obra con personalidad, es la creación de una diosa: la diosa del erotismo. Es el reflejo de una entidad espiritual que exalta la pasión y que nos invita a mirar desde la pasión. Es mi deber invitarles a adquirir la obra y deleitarse con la humedad que emana desde la tinta erótica.

domingo, 17 de febrero de 2013

DIOS ENTRE NOSOTROS.


Siempre que leo o escucho a alguien decir “Dios es” recuerdo mi posición hace ya catorce años respecto al tema. Fui criado en un ambiente donde “Dios” ya estaba conceptualizado y era tantas cosas que no había espacio para una búsqueda ni para una mirada desde lo personal, a pesar de que se hablaba de un Dios personal no había chance para hacerlo propio.

Hoy “Dios sigue siendo”, y su existencia parece que ya no va dependiendo de los conceptos establecidos por los que vociferan ser los portavoces oficiales, vamos emergiendo generando escenarios que permiten planteamientos nuevos, perspectivas nuevas, y que aparentemente no pretenden controlar lo que Dios es. Pero algo debemos tener claro: Dios seguirá siendo lo que nuestras construcciones apunten. Inevitablemente cada era se hará su imagen, o imágenes, y cada imagen será bandera y cada bandera excitará los ánimos de unos y la sumisión de otros.

¿Qué podemos hacer para que la dinámica sea productiva en términos de “reconciliación”?

Creo que el asunto va más allá del afán de definir a “Dios”, pienso que el teólogo de hoy debe asumir un reto y “manchar” su rol con un desempeño inclinado hacia el afán de la construcción de estructuras débiles que sirvan de bases para los escenarios que emergen y creo que “Dios” podría ser mucho más que un instrumento para el control a través de los sistemas religiosos, “Dios” podría ser la plataforma sobre la cual puedan construirse esas estructuras débiles.

Si insistimos en decir que “Dios está entre nosotros”, si vamos a seguir afanados en dibujar su imagen con nuestros postulados, doctrinas, “anti-doctrinas”, filosofías, deconstrucciones, incluso con nuestros multiformes ateísmos… ¿por qué no dibujarlo para todos? ¿Por qué no hacerlo útil a todos? ¿Por qué no presentarlo como un camino extendido hacia un horizonte donde el porvenir es libertad y búsqueda? ¿Por qué no sembrar en el alma de nuestra era como carácter y condición natural el derecho al acercamiento a la idea de “Dios” desde una verdadera perspectiva personal sin que el resultado de la búsqueda genere prejuicios y señalamientos? ¿Por qué no apuntar en contra de las “estructuras fuertes” con las que intentan posicionarse los diferentes sistemas religiosos y monopolizar la idea de Dios a conveniencia exclusiva?

El Dios cristiano es exclusivo, le pertenece a los cristianos mientras el cristianismo dice pertenecerle a él, pero la verdad es que es un instrumento ideológico que le ha permitido posicionarse y en la actualidad ese “mal uso” de “Dios” nos arroja consecuencias negativas frente al deseo de la construcción de un mejor aparato social, la exclusividad de Dios es, a mí parecer, “la madre de los elementos” de la imagen tradicional de la divinidad y por lo tanto lo primero que debemos rechazar si en verdad deseamos ir a tono con la libertad pregonada por el Cristo cuando “tomando a Dios como su instrumento” se afanó por “tocar a todos”.

Ahora, ¿podrá hablarse de aceptación sin aceptar la imagen de Dios trazada por el cristianismo que hemos heredado? ¿Podrá hablarse de pluralidad cuando no se está dispuesto a tolerar la existencia de dogmas y doctrinas opresivas? O de una forma más personal, ¿cómo hablo de aceptación si no estoy dispuesto a aceptar los elementos que reflejan la imagen de Dios construida por el cristianismo o cualquier otro sistema religioso? ¿Cómo hablo de tolerancia si no estoy dispuesto a “tolerar” a quienes encarnan las posiciones dogmáticas y pregonan doctrinas opresivas y apunto constantemente en contra de ellos?

Creo que la necesidad de un nuevo génesis de Dios debe impulsarnos en primer lugar a apuntar en contra de las semillas que germinando constantemente en términos de control y opresión no permiten espacio para las “estructuras débiles” que no garantizan la trascendencia de un sistema pero sí la libertad de búsqueda y la renovación constante de los elementos con los que se caracteriza la idea de Dios. Por lo tanto, no se pueden aceptar aquellos elementos que atentan contra un posible mejor escenario, ellos deben mutar; así, sí  queremos aceptar el dogmatismo como un carácter de un nuevo escenario habrá que darle una utilidad acorde al bienestar y al afán de “renovación constante”, es decir, cambiar su intención y finalidad, lo mismo con la utilidad de las doctrinas y todos esos caracteres que durante siglos ha emanado el cristianismo. Entonces podremos darle una mejor significancia al Dios  entre nosotros.

Finalmente quiero dejarles esto que escribí hace ya casi un año, como un llamado a reflexión respecto a la imagen impuesta por los sistemas religiosos sobre “Dios” y las distintas imágenes que podrían representarlo:

¿Y si Dios es duda y oscuridad? ¿Y si él es silencio y soledad? ¿Y si Dios es valle de sombra y no sólo la compañía en el valle? ¿Y si Dios es sed? Esa misma que habló en la cruz, ese "tengo sed" que agonizaba. ¿Y si Dios es debilidad? Esa de la que hablan algunos solamente para intentar resaltarse.

¿Y si Dios es la sonrisa de la abuela que sigue viva alimentándose de tus logros y con orgullo hace de tu esfuerzo un mito entre sus compañeras mientras juegan bingo? ¿Y si Dios es la hermosa mirada de tu hijo de siete años, cuando te ve llegar ignorando que con impotencia y frustración te limitas al régimen de visita impuesto por el Estado tras tu divorcio? ¿Y si Dios también es el suspiro de la mujer que amas cuando te ve llegar? ¿Y si es el abrazo de tus padres cuando después de largos meses vuelves al pueblo?

¿Y si Dios es esa sonrisa que se te escapa un viernes por la noche cuando estás reunido con tus amigos compartiendo una pizza mientras ven una película? ¿Y si Dios es ese saludo tímido que arrojas al otro lado de la calle y que es correspondido por ella? ¿Y si Dios es ese "todo estará bien" que pronuncia tu amigo, ese "todo estará bien" tímido e inseguro pero deseado y necesitado? ¿Y si es la tranquilidad que sientes cuando es pronunciado aunque esa tranquilidad dure sólo un segundo? ¿Y si Dios es ese "te amo" que cuando lo pronuncia ella hace que la oscuridad y la luz sea un mismo elemento en los atardeceres? ¿Y si Dios es el llanto de tu hijo que recién nacido se anuncia en tu existencia?

¿Y si Dios es el abrazo de tu hijo menor, de cinco años, que un lunes en la noche te redime de todas tus culpas? ¿Y si es ese segundo que disfrutas tomando la mano de la chica que amas? ¿Y si es la espera mientras se acerca el momento que tanto soñaste? ¿Y si Dios es ese mate que compartes con tus amigos un sábado en la tarde? ¿Y si es el café que te tomas a las seis de la mañana antes de salir al trabajo mientras piensas que todo está mejorando?

¿Y si Dios es esa alegría que resplandece con vida propia cuando estás conversando con alguien que apenas conoces y te das cuenta que han recorrido las mismas veredas, sin coincidir, hasta llegar a un mismo escenario? ¿Y si Dios la melancolía que susurra en tu alma un "pronto llegarás a tu hogar"? ¿Y si Dios es esa sed de hogar y el sentimiento de peregrino que te impulsa a seguir caminando?

¿Y si Dios es un dibujo torpemente trazado por tu hija de seis años con el que intenta reflejar cómo te percibe y te siente a su lado? ¿Y si Dios es esa pregunta de tu amigo ateo que te desestabiliza y te hace pensar que tal vez Dios no es como piensas? ¿Y si Dios es la primera lluvia de mayo, esa que cae justo cuando llegas al pueblo de tu niñez después de meses de ausencia? ¿Y si Dios es ese soplo que apuntas contra las velas del pastel de cumpleaños, soplo que esparces con felicidad porque están todos tus amigos y toda tu familia a tu alrededor?

¿Imagina usted un sistema que se apoye en estas débiles figuras acerca de un Dios? Sin duda, no sería un sistema sino un escenario, y la fe sería entonces un clamor silencioso carente de orgullo...

miércoles, 13 de febrero de 2013

LO QUE VIENE: RELATOS ATEOS...


Les presento mi más reciente colección de relatos, pronto disponible en amazon...

Relatos Ateos es una colección de doce historias, de personajes reales, con los que tal vez te cruzas a diario o quizás encarnas...

Cada historia deja escapar interrogantes y desafíos que a veces no nos atrevemos a pronunciar, pero que están allí en el abismo donde los fantasmas del pasado y las incertidumbres del presente se reúnen para desestabilizar nuestros pensamientos.

Son historias que se levantan en contra de todo lo que se ha establecido como incuestionable, algunas en tono melancólico, otras desde la cólera de sus personajes. Unas transcurren en la consciencia, otras en distintas dimensiones de la realidad... Encontrarás a un profesor que cansado de su propio ateísmo intenta redimirse en escenas del pasado, esperanzado en un reencuentro que nunca sucedió, a un ermitaño que decide avanzar hacia el mundo exterior, conocerás a una pareja que logró reconciliar ateísmo y religión, a un fanático que creyéndose escogido para santificar su entorno atenta en contra de sus propios principios, a un carpintero que transfiere su "sabiduría" a un niño en quien se hace eterno... Y una gama extensa de hombres y mujeres que se configuran como eco de todos nosotros.

Reflexiones sobre la muerte, la eternidad, la vida, la trascendencia... Algunos relatos manchado con una suerte de Novela Negra, otros desnudan las ironías de la misma vida, fluyen con tinta natural, no son forzados hacia un destino. Narran transformaciones, invitándonos a dar un salto y ser parte del nuevo nacimiento que debemos sufrir a diario para entender que nuestros pasos no son responsabilidad de algún dios sino nuestra, que "hacia dónde vamos" es un asunto nuestro...

viernes, 8 de febrero de 2013

RESEÑA DE "ENTRE POEMAS Y RELATOS".


Leí “Entre Poemas y Relatos”, un libro publicado por Negro Sobre Blanco Editores, bajo la autoría de Ismari Marcano. Fue una lectura agradable, fresca y productiva. Su libro es un tomo pedagógico, y era su inevitable destino al nacer del vientre creativo de ésta autora que desempeña un rol de Profesora Titular de la Universidad de Oriente en Ciudad Guayana, Venezuela. Aún así no se siente forzado, no se percibe un desvío no necesario y apropiado en sus letras.

Lo interesante del libro es que por un poema hay un relato, la obra emana pasión y emoción, y en conjunto es una fábula extensa y aguda. Tal como lo refleja la portada, es un espejo de agua que proyecta las vivencias, pasiones y emociones de su creadora. Disfruté cada poema, abarrotados por exclamaciones que acentúan el ritmo y profundidad de las palabras.

“Entre Poemas y Relatos” es la vida misma, fragmentada, seccionada, ilusiones y desilusiones, aciertos y desaciertos, amores y desamores. Es un a ofrenda a la existencia, compuesta por las distintas visiones de la existencia misma. Es un libro de sabiduría, de figuras de fácil comprensión, de metáforas que están al alcance de todos, es cotidiano. En él están los llantos que todos hemos soltado, los reproches que hemos callado pero que están escritos en nuestras memorias.

Se nota la madurez de la autora, su sapiencia, y más aún su habilidad para fungir de alquimista. Porque no es tarea fácil hacer de los sinsabores lecciones, se necesita un don, y ella lo tiene.

A través de las páginas viví las historias narradas como relatos, junto a Ismari suspiré admirando a “La nunca hallada”  (pág 15), entendí que “Las piedras también lloran” (pág 23), que se puede tropezar con algunos “Cuando los muertos caminan” (pág 51).

Todos los relatos reflejan lecciones importantes, que pueden ser captadas con una lectura atenta, cada poema despierta emociones. No conozco personalmente a la autora, hasta el momento hemos compartido líneas a través del grupo de Facebook de la editorial que la apoya, pero luego de leer su obra la siento aún más cercana, como si su existencia se desbordara frente a mí a través de “Entre Poemas y Relatos”. Se deja percibir como visionaria y observadora, como artista que es capaz de transformar todo cuanto le rodea, gustoso me expondría a su mirada para un día ser un relato contado por ella, y sé que lo mismo pensará todo aquel que pose su mirada en el libro.

Espero ansioso otro volumen de ésta autora, lo reclamo, lo exijo, porque su sapiencia debe seguir desbordándose, su creación debe fluir para mostrarnos huellas en el camino.

jueves, 7 de febrero de 2013

RESEÑA DE "BOCADOS DE SILENCIO".


En una galería de arte resalta aquella obra que se transmite a sí misma, impregnándose en el alma del observador, haciendo espacio para incrustarse en la memoria; para ello el artista debe hacerse uno con su obra y ofrecerse sin abusar de recursos ni caer en la tentación de la mezquindad. No son las palabras exactas las que preocupan a un poeta hábil sino las que logran vestirse de vida en armonía, las que resucitan saltando del abismo donde el enigma muere para servir de contexto a las emociones y mutar en la entrega.

No soy poeta, apenas juego a escribir, pero Rafael Ayala Páez eleva al lector mediante sus letras al estatus de poeta, y lo fui mientras recorría las veredas del silencio que se ofrece a bocados, que palpita con fuerza, dinámica y sentido, que deja de ser silencio para mutar y enfurecer los recuerdos que resignados a la pasividad nunca más volvieron. Sus letras no son laberintos, son senderos bien delimitados, como aquellos que el tiempo creó, por donde fluyen las aguas liberadas desde el mar, sin conocer destino pero aventuradas al cauce.

Bocados de Silencio no es poesía accidental, tampoco es construcción forzada, uno lo percibe al finalizar la lectura de la obra completa, pues mientras avanzas estás muy ocupado en sus imágenes, en los movimientos y en el recorrido mismo. Pensé que leería el libro en un momento, pero la noción del tiempo se pierde y se exalta la consciencia, se excita, adueñándose de todo y así se disfruta las mudas del autor, su habilidad de encarnar cada frase e invitarnos a ser parte de ellas.
El autor atrapa detalles que convierte, con su don, en figuras, haciéndonos visionar el pasado y el paso propio. “Porque ese día partió un azulejo/el rayo quemó los árboles/las calles enmudecieron/y no supe del tiempo” (pág. 19, “Dieciocho de abril”).

Y uno se pregunta ¿quién fue el tiempo y quién es ahora? Porque en su obra no se permite la quietud, el silencio es otra cosa y se desborda en ella, pero la quietud suelta sus amarras y como un huracán se mueve libre y sin medirse. Lo que es, no deja de ser, sin embargo, no es ya lo mismo.

Desde mi apreciación “Bocados de Silencio” es movimiento, mutismo y mutación.  

“Este es mi lugar/el tiempo/tránsito interminable de días/se mueve entre las ruinas de lo que hemos sido” (pág. 55, “Lo que fuimos”).

Y desde su lugar dibuja, consciente del tiempo, permitiéndose transitar, desnudando sus ruinas y arropándonos con sus letras para ser parte de ellas. Su obra es viva, andante, silente, se respira y ofrece transformación. No es un libro que se lee desde nuestro lugar sin ser trasladado; obliga la metamorfosis, con elocuencia y sutil seducción. Desde su lugar nos invita y desde el nuestro partimos. Y se hace profecía, amenazando mientras danza entre el movimiento, el mutismo y la mutación.

“Las lluvias llegarán/el río comenzará a subir/la casa estará oscura y fría/el sol se habrá ocultado” (pág. 54 “Cuando llegue el aniego”).

Se puede percibir la firma de Ayala en toda la obra, que nos anuncia colecciones de poesía que nos caerán como la lluvia desde su inquieta alma, su obra refleja continuidad y empeño. Nadie tan atormentado podría dejar de montar sobre el silencio, nadie tan inquieto podría ponerle fin a su obra. Intuyo que las tres secciones que componen esta magistral obra de arte (La levedad de la materia, Sed del fuego y Bocados de silencio) ya van mutando en sí mismas y van cobrando vida a través de la pluma del autor, intuyo que nos sorprenderá pronto con el resultado de esa sed por el fuego que lo agobia y le insufla movimiento a sus letras. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

RESEÑA DE "EL ABRAZO DEL MAR".


“Dime qué escribes y te diré quién eres…”, fue la frase que relampagueó en mis pensamientos luego de conocer a Francisco Ruíz, autor de “El Abrazo del Mar”. Yo había leído su obra meses atrás cuando Richard Sabogal, por mi condición de jurado, me envió un lote de novelas y colecciones de cuentos que participaban en la segunda convocatoria del concurso Por Una Venezuela Literaria, impulsado por Negro Sobre Blanco Editores.

Francisco participaba con el seudónimo “Javier Castel”, “Javier” que es su segundo nombre y “Castel” por un personaje de “El Túnel”, de Ernesto Sabato.  Recuerdo que leí la primera página y me atrapó la narración por su agilidad y sencillez, por la construcción de un personaje tan simple y sombrío que resaltaba entre tantos personajes fantásticos de fácil construcción. Luego conocí a Francisco Ruíz, en el acto de entrega de reconocimientos y presentación de obras, organizado por la editorial, y me di cuenta de que su historia es una habitación cuyas paredes son espejos, donde él se encuentra parado en el centro percibiendo la proyección de su imagen y permitiéndose ser reflejo. Claro, fue una conclusión prematura la mía, pues apenas compartimos un par de horas.

Lo cierto es que he leído una y otra vez la novela, y en cada ocasión encuentro elementos interesantes que podrían definir su “tinta”. Además, he tenido la oportunidad de leer otros cuentos escritos por él y esto me permite delimitar su trabajo hasta el momento. Es un escritor que promete, es otro eco emergente de la literatura venezolana, de mantenerse activo y constante en su empeño literario podría convertirse en una referencia de nuestros tiempos, así como muchos escritores noveles que he leído en los últimos dos años, oriundos de nuestra Venezuela.

El Abrazo del Mar es una novela corta, escrita en primera persona, sin embargo, existen entre sus líneas una magistral muda entre narrador y personaje principal. El narrador encarna a Marcelo, personaje principal, y desde su alma destila amargura, rencores, inconformismo, arroja una visión de desprecio hacia el entorno, se hace capaz de emitir juicios. Es un personaje completo, bien construido, con un carácter sólido, su construcción es congruente, tanto que permite una narración armoniosa, con un ritmo suave y melancólico. Marcelo, es el resultado del empeño de un escritor que acepta el desafío de mantenerse centrado y apegado a las leyes de la realidad y su historia es la aceptación de los altibajos de la vida y la determinación de hacer de esos “subibajas” olas de un mar que puede llevarnos a buen puerto. 

La historia atrapa, pues no es una narración rosa e inocente, es un espejo de la realidad de la que muchos pretenden escapar.Es una novela de tono gris, aunque de una narrativa colorida, y es que en ella se refleja la vida, desnuda de fantasía, aunque con un toque de esa magia cotidiana que a veces se olvida o sencillamente no se capta, como el amor adolescente, la esperanza silente, las sonrisas que se escapan burlando el carácter fatalista que a veces dicta la realidad. Es una obra existencial, de agonías, de gritos silenciosos. Fondo y forma encuentran armonía mientras la historia se desarrolla, dejando finales inconclusos, a medias, no deseados. ¿Acaso la vida no nos priva de buenos finales en ocasiones?

El autor no maquilla el contexto de la obra abusando de omnipotencia u omnisciencia, por el contrario, se sujeta a las leyes que rigen el tránsito de la vida, dejándole al lector saborear los amargos momentos que condimentan la existencia. Enseña que escapar no es una opción, es necesario aceptar y enfrentar, tomar las riendas del destino propio mediante una decisión.

El contexto es genérico y aunque la historia transcurre en un pueblo junto al mar, ese pueblo podría ser cualquiera de América Latina. Revela las limitaciones de una familia con el deseo de trascender, la evolución de un personaje que intenta, aunque inconscientemente, desatar las amarras de su negativismo, y aunque plantea una historia de amor inconclusa, deja el sabor de saber que el amor siempre gana.

Siempre que alguien me pregunta por qué sugerí El Abrazo del Mar como ganadora en el concurso, respondo: Por su mensaje nada forzado y por el atrevimiento de narrar una historia gris que no pretende seducir con simpatía. Pero es una respuesta resumida, hay mucho más qué decir respecto a ésta obra, y que tú debes descubrir.

Así que te invito a adquirir la novela de Francisco Ruíz, y cuando la tengas en tus manos toma asiento, ponte cómodo. Prepárate para leer una historia que no te separará de la realidad, que no te pintará mundos de colores, que no te trasladará a una realidad mágica u otra dimensión. Por el contrario, las páginas de El Abrazo del Mar te harán columpiarte entre los altibajos de la cotidianidad, como el mar embravecido juega con las embarcaciones, pero al final de la lectura sonreirás y estarás listo para navegar hacia tu isla, para escapar del naufragio y comprender que sin algunos sinsabores no podrías disfrutar de la arena donde reposan las olas de la vida.

lunes, 4 de febrero de 2013

RESEÑA DE "EL REINO".


El año 2012 me permitió conocer autores noveles que van emergiendo en el ámbito literario de mi país, entre ellos Richard Sabogal, autor de “La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad” y Director de Negro Sobre Blanco Editores, para quien escribí una reseña de su libro que rodó como nota de prensa en algunos medios digitales, un autor que maneja con mucha habilidad el género de novela Negra; entré en contacto también con Arnaldo Jiménez, autor de “El Silencio del Mar y Otros Cuentos de Misterio”, colección de cuentos en la que se incluye un prólogo escrito por mí, Arnaldo derrocha talento en sus cuentos, presentándose como un maestro del misterio. También conocí a Francisco Javier Ruíz, autor de “El Abrazo del Mar”, cuya obra incluye en la contraportada una sinopsis escrita por mí, quien hace atractivo el negativismo de sus personajes. Conocí también a Rafael Ayala Páez, Nesfran Antonio González, entre otros autores venezolanos con personalidad literaria y una resolución de marcar la contemporaneidad con sus estilos.

El 2013 me va regalando nuevos nombres para mi galería de amistades, y entre ellos resalta Kass Finol. Una chica de gran talento, que transmite un aura mágica y un carácter centrado. Apenas pude compartir unos minutos con ella, pero suficiente para recibir de sus manos un ejemplar de su más reciente obra impresa: “El Reino”, y debo alardear, pues me lo entregó autografiado.

La portada del libro anuncia exactamente el ambiente que uno encontrará en la narración, en ella se vislumbra un cementerio tenebroso, oscuro, y la silueta de una criatura que a simple vista parece un demonio. Una escritura sobre el título nos hace un anuncio: “Primer Libro de Hijos de la Noche”. Así que lo primero que me pregunté al ver la portada fue: ¿qué rayos es un Hijo de la Noche?

Pensé que saber la respuesta a esa pregunta sabotearía el tono enigmático de la obra que presenta Kass Finol. Pero cuando en las páginas 53 y 54 supe con exactitud lo que es un Hijo de la Noche, mi interés no mermó, contrario a eso se incrementó, quise saber más de ese mundo mítico y oscuro, quise pasear junto a sus personajes por las veredas de la historia compleja e inteligente que construyó la autora. Y es que Kass tiene el talento preciso para mantener al lector despierto y alerta a medida que transcurre la historia.

Tal vez puedes pensar que el mundo fantástico de vampiros está agotado, que ya no pueden escribirse sorprendentes escenas que den vida a historias de hombres lobo, que ya un cuento de brujas y hechizos no puede arrojar un elemento inesperado, que una historia de ángeles puede ser siempre rosa y predecible. Puedes creer que conoces las leyes de esos mundos detrás de la niebla que nos separa de la realidad; pero leer “El Reino”, es leer un postulado burlando las leyes conocidas de cada uno de esos mundos y la apertura a uno mucho más complejo, interesante y desafiante.

“El Reino” es una narración en primera persona, la historia es planteada desde la óptica de una chica aparentemente normal, pero heredera de los dones de su madre, perteneciente a una extraña raza de criaturas que aseguran haber sido creadas por el mismo Señor al que la humanidad le atribuye la creación, y que, además, sostienen estar entre los humanos para cumplir un propósito. Su nombre es Carolina, y está próxima a convertirse en la Reina de los Hijos de la Noche. Su destino está unido al Hijo de la Noche Número Ciento Treinta y Cuatro, nombrado por ella: Brian, como una de sus reformas “extrañas” a los ojos de los Hijos de la Noche. Brian es su mentor, rol que le es encomendado por su padre, quien abusa de su astucia y poder para asegurarse de que su hijo se una en matrimonio a Carolina, en una escena emotiva él le confiesa: “…Los Hijos de la Noche puros, no elegimos a nuestras parejas, inconscientemente nuestro cuerpo, nuestro ser lo hace…” Ante tal confesión Carolina se muestra complacida, pues desde la primera escena se siente atraída hacia Brian, sin saber que tal atracción es un síntoma de su raza y de su conversión. Síntoma que es menor frente a las vicisitudes que tendrá que enfrentar durante un año, pese a la concupiscencia natural de cada uno de los elementos que la componen como Hija de la Noche, como no exponerse a alguna maldición proferida por otro mortal, no hacer juramentos accidentales que podrían terminar esclavizándola, controlar su lujuria las noches de luna llena, entre otros.

Los Hijos de la Noche enfrentan a los Dampfen: demonios consumidores de tristezas. Ellos son los que, en palabras de Brian, “se alimentan de los pensamientos, recuerdos, del dolor de alguien, y están condenados a vivir en el cementerio”. En la historia se establece un equilibrio, se reconoce la necesidad de la existencia de los Dampfen, pero se revela que éstos deben ser destruidos una vez que violan alguna de las dos reglas que deben respetar: no asesinar a ningún ser humano y no salir del cementerio. Éstos demonios a veces abusan de su poder y provocan suicidios y se aburren de la estadía en el cementerio y se mezclan en el mundo de los mortales. Es allí cuando entran en acción Los Hijos de la Noche.

Además de la estructura, definición y características de la compleja existencia de los llamados Hijos de la Noche, hay otro elemento que le da cierto toque enigmático a la obra, y es la herencia de Carolina. No sólo sus dones, sino su historia, la trama en la que estuvo envuelta su madre. Herencia histórica que la hace blanco de los Dampfen y la proyectan como la más especial de las criaturas del clan.

Aunque la historia se centra en Carolina y Brian, titilan en la trama personajes como Jess, la mejor amiga de Carolina. Aunque secundario, y aparentemente adorno en la narración, no debes descuidar su desempeño, pues al final de esta primera historia se sospecha que su humanidad será determinante en el desenlace de la próxima entrega.

Los Hijos de la Noche no son personajes no creíbles. A pesar del mundo en el que están inmersos, presentan una dualidad muy humana que los ata a nuestra realidad, ellos son un reflejo creativo y particular de la humanidad. Sujetos a pasiones, con interrogantes frente al aparente destino escrito, presos de sus deseos y a la vez comprometidos con un deber.

Es una historia que no debes dejar de leer, es el comienzo de una serie que seguro se incrustará en la historia del género fantástico hecho en Venezuela.