Mi novela corta, "Regeneración", ha sido objeto de
críticas por parte de buenos amigos, entre ellos Rafael Ayala Páez y Scarlet
Gómez Romero. El primero inclina mi novela hacia el género de Novela
Fantástica, y Scarlet sostiene que tiene elementos de Ciencia Ficción. Ahora,
Richard Sabogal la sitúa dentro de la narrativa negra. A continuación su
reseña:
Anoche, luego de distraerme viendo la serie "El
Barco", a las diez y media de la noche, saldé cuenta con un gran amigo que quería
leyera su libro, que saldrá pronto con "Neblina Publicaciones" o Negro sobre Rojo
como yo jocosamente le dije por los dos colores de la portada que
semióticamente aluden al rojo de la sangre y al negro del petróleo o la negra
que la pasan las víctimas. Ese amigo es Gusmar Sosa y su libro es “Regeneración
Parte 1. Incendio en la planta Amuay”.
Yo leí el cuento que dio origen a éste libro, si
mal no recuerdo ese cuento iba a su colección de "Cuentos Ateos". Para ser
sincero el cuento es bueno, es
interesante ver ese personaje que no se muere, pero ya, lees el cuento y ya.
Este libro es algo muy distinto al cuento, algunos personajes se encuentran
pero muchas cosas cambian, la madurez de la historia impresiona.
Debo empezar por aclarar una duda que hasta el autor
tiene, dice que Regeneración es un libro de ciencia ficción o con matices de éste
género, en absoluto, no tiene nada de ciencia ficción, puede confundir
fácilmente por esos personajes con dones, pero a pesar de sus características
son patrones que una que otra vez se han visto en algún programa
sensacionalista de televisión en personas reales.
Dentro de la literatura hay varios autores que
manejan estos dones, uno de ellos, el que tengo más a mano ahora, es Isabel
Allende con "La Casa de los Espíritus", allí vemos a una mujer con poderes
psíquicos que conoce más allá de las realidades nuestras. Dentro de la ciencia
ficción, las verdaderas historias de ciencia ficción, está Terry Pratchett con
sus historias de brujas y magos y el Mundodisco, Larry Niven con sus historias en otros planetas, Asimov con
sus leyes de la robótica o sus conocidas obras llamadas Fundación. En fin, el
mundo de la literatura de ciencia ficción es tan enorme, tan extenso y
maravilloso, que necesita conocerse mucho sobre ciencia, sobre tecnología,
porque incluso autores que escribían en los setenta manejaban términos
tecnológicos que ni siquiera nosotros aún conocemos.
Regeneración entra dentro del género negro,
narrativa negra, por la suerte de sus personajes, género que curiosamente el
autor ha manejado en prácticamente todas sus obras. “Rubia”, su primera novela
publicada bajo el sello Negro Sobre Blanco Editores, a pesar de su viaje al
interior de su personaje, es una mujer que esa suerte, ese pasado, la lleva a
parecer un alma en pena por gran parte de la obra. “Cuentos para Morir Leyendo”,
una colección de ocho cuentos que Gusmar Sosa escribió junto a éste servidor,
ni hablar, y es que casualmente hace pocos días una escritora estadounidense
decía en una entrevista que la narrativa negra iba más allá de tener una
historia con un policía y un asesino, el género ha madurado y sus historias van
con mucha más profundidad en sus personajes, curiosamente su novela, la que
presentaba esta escritora era la historia de un hombre o una pareja, y llegaba
hasta el tuétano de su alma, cosa que Gusmar hace en sus obras.
Ahora, habiendo definido el sitio donde yo, Richard
Sabogal, coloco a Regeneración, profundicemos en su historia.
La historia se abre con un hombre prendido en
llamas que va despellejándose poco a poco, es en cierto modo el protagonista de
nuestra historia, aunque cada personaje tiene un peso importante dentro de la
obra, éste hombre, es el único que se acerca en un ápice a la ciencia ficción,
no puede morirse, y él lo desea, ahí pierde su rasgo de ciencia ficción. Gusmar profundiza en este personaje, su pasado trágico, por cierto un juego
literario que cuando lo aplica le queda estupendamente bien, juega con los
espacios y en pocos párrafos nos cuenta
sucesos en líneas diferentes de tiempo y al final del segundo o tercer párrafo
ya nos sentimos identificados o atraídos por ese personaje y continuamos
leyendo esperando tropezar de nuevo con él.
Nos conseguimos a un bombero, un buen hombre, que
sufre viendo como Amuay, verdadero protagonista de la historia, se consume en
llamas, tal como en realidad ocurrió el pasado 25 de agosto de 2012. Este hombre
apagallamas se asemeja a Gusmar, es un personaje que siempre anda pendiente de
lo injusto pero también de las conspiraciones. El bombero sigue las
conspiraciones o posibles conspiraciones con una gran pasión, y aquí Gusmar comienza
a desarrollar otra faceta de historiador, la cual dejó bien parada a Rubia, su
primera novela, pero a su vez incrusta en la consciencia del personaje un conocimiento
internacional que aborda con equilibrio sin dejarse llevar por emociones, éste
atributo es uno de los grandes rasgos positivos de Regeneración. Es entonces
como el bombero atribuye que el hecho de Amuay pudo ser provocado, como se maneja en los bajos fondos que fue
realmente, y a partir de allí nos vamos sumergiendo en la historia, viendo a
un hombre ajeno al hecho, que está pensando más en cómo poner fin a su
sufrimiento, y a otro queriendo apagar el incendio y pensando en el status quo
de la situación. Pero el bombero no es solamente un hombre de corazón noble,
tiene su don, un don extraño por cierto, algo similar a una intuición que va
mas allá de lo que conocemos por el término y este personaje jugará un papel
importante dentro de las llamas de Amuay.
A Roberto Infante, el hombre que no puede morir,
nos lo iremos encontrando dentro de la historia repetidas veces, siempre
compartiendo su sufrimiento y esa agonía de tantos años, a la vez que nos vamos
encontrando personajes en otros planos de la tragedia. Luego de ver a Roberto,
y al bombero, Gusmar nos lleva a alguien que en otra latitud ve a través de la televisión
la tragedia y piensa en sus seres queridos que trabajan allá, otro aditivo que
nos va sumergiendo aun mas en esas horas de fuego y sangre.
Es común encontrarnos dentro de las historias de
Gusmar personajes con diatribas religiosas, nunca falta un ateo, o un personaje
que cuestione las palabras que los religiosos defienden a diente y espada, y por supuesto tampoco falta un religioso, pero es tanta la
pasión por cuestionar las incoherencias de la religión que ese personaje
religioso se comienza a preguntar cosas que no comprende y que la iglesia le
prohíbe preguntarse, en esta historia no podía faltar, y lo interesante es que
no lo hace tedioso, sino reflexivo y queda intrínseco en la historia: “Para su
padre el alma no era más que otro concepto controlador a disposición de la
religión y su mecanismo proselitista, tal vez a su padre no le preocupaba el
destino de su alma…” dice en uno de sus párrafos.
Continuando con esa crítica mordaz, ahora viajamos
al lado de los reporteros, quienes como buitres están pendientes de devorar el
hecho, por un lado intentan colocarlo como si fuera una provocación y aseguran
que el gobierno lo tenía controlado y por el otro como si fuera la destrucción
total. A su vez viajamos al corazón de las llamas, a una garita que está que se
la come la candela y a un grupo de personajes, entre ellos uno que lleva mi
apellido y el cual no tuvo gran relevancia, cosa que me decepcionó porque
cuando iba a esa altura de la lectura y veía personajes tan fascinantes no pude
evitar preguntarme cuál seria el poder de ese hombre con mi apellido,
seguramente hasta primo mío, no sé. Dentro de esa garita ocho personas
angustiadas desean salir, la que tiene un don es Miriam Salazar, mujer que
tiene la batuta de la situación y que además nos hace sentir ese pánico entre
las llamas, esto aunado a los demonios internos de cada uno dentro de la garita
y el poco oxigeno que les va quedando con cada minuto que transcurre.
Luego el autor nos mete en la cúpula política donde
vemos al presidente, al vicepresidente y
varios líderes bajo los ojos del sargento Tomás Zambrano, quien tiene su propio
infierno dentro, pero que con aplomo asume el reto de salvar Amuay, todo a raíz
de una promesa hecha a su padre.
Dentro de la historia vemos todo el tiempo un
desarrollo del momento, de las llamas, hacemos regresiones con cada personaje,
pero el autor reflexiona sobre un post evento, lo que ocurrirá con todos esos
afectados, damnificados y nuevamente juega con esa realidad: “Sabía lo que
sucedería, los afectados serían ubicados en escuelas, polideportivos, complejos
y otras instituciones administradas por el gobierno, con la promesa de una
pronta solución a sus problemas, el gobierno intentaría un acuerdo con el
sector obrero para una alianza a fin de construir una urbanización en la
ciudad, transcurrirían meses”.
No podía faltar entre los personajes alguien que
despierta con la casa encima, una chica que descubre la tragedia bajo su propio
techo, o lo que queda de él. El juego que hizo con este personaje fue muy
atractivo, le dio otro matiz a la historia.
Es Regeneración una obra que me cautivó, supera en
creces el cuento que leí aun en edición – ventajas de ser su amigo –es una
historia que me muestra en diferentes planos esa tragedia que padecieron tantas
personas y que los medios reflejaron tan patéticamente.
Gusmar trazó su pluma con un respeto hacia nuestros
caídos de Amuay, mostrándonos personajes inolvidables, algo difícil de lograr
en la literatura, personajes con tres dimensiones, que cuando uno recuerda el
nombre de ellos le viene a la mente lo que pasó dentro de la historia y algo
mucho más atrayente, me sentí identificado con prácticamente todos los
personajes. Algo de su pasado, de su presente o de sus acciones me identificaron,
y estoy seguro todos los lectores se identificaran. Me enorgullece tener un
amigo con esa pericia y me satisface aun más tener mi segundo libro en sociedad
con él, ésta historia, real, sin nada de ciencia ficción, ni siquiera las
particularidades de los personajes, necesita ser leída por todos los
venezolanos, porque no es un lucro que busque el autor, es un tributo, ya que
ni siquiera lo editará en papel, lo difundirá en digital para quien quiera
adquirirlo. Es un libro que se lee de un tirón, no por lo fatuo, nada de eso,
sino porque no podrá dejarlo. Yo comencé a leerlo a las diez y media de la
noche, cuando me levante de la cama donde lo leía con la computadora, tenía
todo el cuerpo agarrotado y adolorido, por supuesto me levanté cuando llegué a
ese final tan abierto y que da paso a una segunda parte que desde ya le exijo
al escritor que me la pase, porque quedé sediento por conocer mucho más de esos
personajes y de esa historia que marcó la vida de muchos venezolanos.
Si esta historia es impulsada correctamente calará
en la piel de todos los venezolanos y será leída y pensaremos ¿Cómo estarán
esas familias que pasaron por esto?
Gracias Gusmar, por regalarme tan buena lectura.
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