Ella se esconde de a ratos, y juega conmigo.
Juega a que está allí intocable, invisible.
Y me extiendo sin atender mi cansancio y me enredo sin
darme cuenta, porque no me importa si me canso, porque no tengo identidad si no
la encuentro.
Y ella sonríe, yo lo sé. Porque le es inevitable, porque
ella es sonrisa que observa.
Contempla mi ansiedad que yo le ofrendo transformada en
promesas, y en cada una se van mis años, rendidos, soñando.
Es vida y yo agonizo, tal vez la encuentre en mi muerte y
junto a ella renazca, quizás sea mi historia esperando, extendiendo su mano, ofreciéndome
un mito.
Su mirada esconde el veneno que puede sumergirme en paz,
yo lo sé. Porque me ha alcanzado en sueños, y me acaricia dejando en mi memoria
trampas inmortales, donde nacen fantasmas y tormentas se alzan. Yo despierto creyéndola
a ella, con la convicción de su existencia, con mis sentidos atentos para el
encuentro…
Un día naceré tan cerca de ella que iniciaré el juego, un
día seré espejismo en su memoria, que se materializa, que es encontrado…
¡¡¡Fantástico el intento!!!, Gusmar.
ResponderEliminarSin ser una versada en el tema, me parece que es una hermosa Prosa Poética. Saludos
Gracias Ismari, un abrazo. :)
ResponderEliminar