martes, 29 de enero de 2013

ENIGMA.


A las tres de la mañana desperté, agitado, confundido. Intentando encontrar en la oscuridad una imagen que me devolviera la noción del tiempo y la tranquilidad a mi memoria.   La pesadilla será un enigma para los míos, porque narrarla me da terror, pero su sabor se reflejará por siempre en mi mirada, en mis pasos, en mis silencios.

Comprendí que incluso las verdades mienten, y la realidad juega con ficciones para sentirse viva. Que las mentiras inhalan verdades y las ficciones exhalan realidades. No existen los absolutos, hoy creemos conocer y mañana lo conocido se burlará de las convicciones que decidimos. Y seremos víctimas siempre, aunque nos alcemos como victimarios.

Entendí que la muerte es la expresión más exacta de destino, que la vida es transitar, de nada nos sirve la negación frente a la muerte, porque un día perderemos la batalla si decidimos luchar. No nos queda más que aliarnos a la muerte, caminando con consciencia, pretendiéndonos uno con el tiempo, para montar sobre él y así aspirar la trascendencia.

Sentí temor…  Pero mi pesadilla será un enigma.


viernes, 25 de enero de 2013

ENTREVISTA PARA MORIR CONTESTANDO.


A continuación comparto una entrevista que nos hizo el periodista caraqueño José Manuel Guaran a Richard Sabogal y a mí, respecto a la colección de Cuentos Para Morir Leyendo. Fue publicada originalmente en Correocultural.com

Poseer una habilidad para con la literatura realizar un asesinato de seguro te convierte en un asesino potencial, por eso realizamos este interrogatorio a los sospechosos Richard Sabogal y Gusmar Sosa, acusados de escribir “Cuentos para morir leyendo”, para penetrar en su psiquis delictiva, entender la razón de sus actos y salir airosos por ahora.

1.- ¿Qué piensan al escuchar la palabra muerte?
Gusmar Sosa: Pienso en mis muertos. Sí, en familiares y amigos que son parte de mi historia. Me siento en deuda con algunos, a pesar de que me esfuerzo por honrar las herencias que me han dejado, me siento en deuda aún. No siento temor, he asumido que la muerte es el único destino anunciado al ser humano, y creo que estar consciente de ello es una ventaja para mantenernos vivos. No es la muerte lo que me agobia y enciende mi agonía, sino la amenaza del olvido. Tal vez por eso no me importa de vez en cuando jugar con la muerte.
Richard Sabogal: Temor, le tengo miedo a la muerte, morir joven, o morir de viejo cuando una enfermedad me torture quién sabe cuánto tiempo, pero además de ese miedo le tengo mucho más miedo a que mueran los míos, a perderlos, eso me parece injustamente ley de vida. Por eso juego con ella, con una risa estúpida de temor la convierto en una caricatura o en un juego, espero que el día que la muerte me visite sea como la he colocado en la literatura, y espero morir de un solo golpe, que me aplaste un carro, que me caiga un piano o que me arranquen la cabeza, pero que sea un solo dolor, sin tanto preámbulo.
2.- ¿La muerte para ustedes es un final o puntos suspensivos?
G.S.: Para mí es un final y a la vez puntos suspensivos. No creo en eso de un cielo para el alma buena o un infierno como castigo para el alma mala.  Hace unos días conversaba con un amigo escritor que sí cree en esos asuntos, él me preguntó: “¿y qué tal si estás equivocado y sí existe un más allá de la muerte? ¿Consideras esa opción?” Respondí con sinceridad ya que por fortuna no tengo compromisos con ideologías. Si acaso existe un más allá después de la muerte y estuve equivocado pues lo sabré sólo si existe. Pero por ahora no puedo asegurar lo que no he visto. Así que la muerte para mí es el final de la vida, y a la vez puntos suspensivos para aquel que logra aliarse al tiempo haciéndose  recuerdo en la memoria de la historia o de algunos. En ese sentido creo más en la trascendencia, de ninguna manera mística.
R.S.: La muerte es un misterio, unos dicen vamos al cielo, otros al infierno, otros que nos apagamos y ya, a título personal creo en la reencarnación, ha habido pruebas, algo ambiguas claro, de que la vida se repite, creo en ello, a su vez creo en que van a otros planos, otros lugares, te puedo decir con propiedad de que he visto fantasmas, seguro no lo creerás si no lo has vivido, fui iluso hasta que los vi, y han sido espíritus de personas cercanas o partidas, o anónimas pero que fueron humanos. Entonces la muerte es un misterio, el sitio a donde vamos lo sabremos cuando lo vivamos y espero mi amigo Gusmar lo viva pronto para que venga y me cuente cómo es la cosa.
3.- ¿Cómo han imaginado sus muertes?
G.S.: No imaginado, yo la he soñado, añorado, deseado. El pasado 28 de diciembre del 2012  murió mi abuelo, Segundo Crespo. Murió justo como quisiera morir yo. Lleno de días y rodeado de los suyos, satisfecho por haber diezmado todo su esfuerzo para hacer suya una montaña y dejarla como herencia a los suyos, satisfecho por tener una descendencia que sobrepasa el número setenta, sin deudas con la vida, sin arrepentimiento por no haber intentado. Así quiero morir yo. En mi casa, anciano, tranquilo. Con mis nietos jugando en el patio mientras agonizo, con mis hijos recordando mis historias mientras me ven sonriéndole a la muerte, satisfecho por haberlo intentado todo, sin remordimiento por mis fracasos, ya que el único fracaso digno de remordimiento es no intentar nada, no esforzarnos.
R.S.: Morir de viejo, de manera rápida, así lo he imaginado, pero con una vida plena, luego de haber llevado mis sueños a la realidad o haberlo intentado. Me gustaría morirme antes que los míos pero morir viejo, morirme antes para que ellos me lloren no llorar yo a ninguno.
4.- ¿Por qué “Cuentos para morir leyendo”? ¿Cómo surgió la idea?
G.S.: La idea surgió por un juego, una ocurrencia de Richard.  Una mañana me pasó un microrrelato en el que narraba sus deseos de asesinarme. De inmediato le dije “publícalo en tu muro para ver qué tal”. Lo hizo y me sorprendió el hecho de que al instante amigos en común comenzaron a darle idea de cómo podría torturarme hasta dejarme morir. Así que la idea surge por un juego, una iniciativa de Richard Sabogal. Durante el día estuvimos conversando la posibilidad de que cada uno escribiera la muerte del otro en un relato. Y al finalizar el día habíamos acordado escribir cada uno cuatro cuentos sobre asesinatos y muertes violentas. “Escribamos ocho historias donde la muerte sea la protagonista”, acordamos. El título de la colección sí fue mi idea, cuando estábamos ya sobre la marcha nos preguntamos cómo titularíamos la colección y de repente pensé “Cuentos Para Morir Leyendo”. De manera que pudiera entenderse que las historias que el lector encontraría en la colección podrían ser una amenaza para su tranquilidad y pasividad frente a la vida.
R.S.: Gusmar dijo todo, me quede sin qué decir. (Risas) Fue muy curioso cómo la gente reaccionó, la gente inventó cada muerte y cada tortura que el pobre Gusmar cambiaba de colores, y lo mas cómico es que los cuentos donde cada uno le da muerte al otro fue el último escrito. Primero surgieron los demás. Cuentos Para Morir Leyendo fue un accidente muy grato.
5.- ¿Cómo fue trabajar juntos? ¿El proceso creativo lo hicieron juntos?
G.S.: Fue una buena aventura. Creo que tenemos la madurez para aceptarnos como maestros uno del otro. Llevamos ya tiempo trabajando juntos, Richard escribe un cuento y me lo envía para que yo le de mi opinión, yo escribo una historia y también se la envío. Antes de proponernos éste proyecto ya trabajábamos de esa forma. Siendo críticos el uno del otro. Creo que esa madurez nos permitió trabajar en Cuentos Para Morir Leyendo sin la intención de competir, sino que cada quien hizo lo que mejor sabe, ajustando nuestros estilos a un solo contexto, protagonista e hilo conductual: la muerte.
La pauta fue la muerte. A partir de entonces cada quien desarrolló sus tres historias y al terminarlas las compartimos con la intención de criticarnos y corregirnos. Fue sorprendente el resultado, Richard me comentó lo que yo pensé al instante: “si leo algún párrafo al azar no sé si estoy leyendo uno de tus cuentos o uno de los míos”.  Por mi parte salía de mi comodidad, antes de éste trabajo no había abordado a consciencia y como propósito la narrativa negra, aunque podrían identificarse en mis trabajos anteriores algunos elementos del género. Sólo en las historias de nuestras muertes el proceso creativo fue asociado, nos compartimos ideas y desarrollamos la narración intercambiándonos párrafos de vez en cuando. Fue una buena experiencia.
R.S.: Fue interesante, uno de mis temores es que los cuentos tuvieran una dicotomía en sus estilos y no, lo único particular es que los cuentos de Gusmar es que hay un hilo entre uno y otro, en los míos no, pero la similitud fue sorprendente. Por cierto, una lectora me dijo hace poco que ese libro era dos pináculos, uno el del morbo y otro el del ego, no había visto esta última parte, pero sin ego cómo se vive.
6.- ¿Con cual personaje del libro hecho por ti te sientes mas identificado y con cual de tu compañero?
G.S.: Los personajes que corresponden a mis cuentos tienen un poco de mí, absolutamente todos. Y aunque mi cuento número tres (féretro 3) surgió una noche mientras yo estaba en ese contexto de la historia, con mi novia y la compañía tal como Milton, no es el personaje con el que me identifico más (aunque Richard siempre dirá que es el personaje que más se parece a mí).
Me identifico más con Carlos Meléndez,  personaje principal del primer cuento. El ermitaño que cuando al fin logra ganar un concurso y salir de su “montaña” va directo a su muerte. No me identifico con su suerte al final sino con su carácter y con esa voluntad natural que lo lleva a celebrar con ron su primer y único logro.
En cuanto a los personajes de Richard me identifiqué con Nine, me parece un personaje atormentado, intentando romper con algo de lo que no está consciente, y cuando por fin cobra consciencia es peor. Creo que muchas intentamos cerrar círculos, movidos por sed, o por cualquier otra cosa, y mientras avanzamos nos hacemos conscientes, y hacernos conscientes, o despertar, atormenta mucho más.
R.S.  Me identifiqué con el del Féretro 3, deseé hacer lo que el tipo en algunos momentos de mi vida, como escritor me identifiqué en Carlos Melendez en su vida, y ese destino.  En los míos me identifiqué con ese hombre que llama a la periodista, pero a su vez me identifiqué con la periodista. Aunque todos esos personajes tienen algo de mí.
7.-  A pesar  de notarse una diferencia en las dos formas de escribir, existen frecuencias en las 8 historias. ¿Qué relevancia tiene elementos como: la madre de victimas y victimario, el sexo, la pasión por la labor de escribir, las mujeres rudas, entre otros?
G.S.: No fue consciente, creo que tiene que ver con los elementos que caracterizan la presente era. Vamos transitando una era en deconstrucción, donde todo lo heredado es blanco de cuestionamientos. En ese sentido vamos avanzando hacia el intento de un equilibrio restableciendo un orden social que se inclina a la igualdad y la aceptación.
El hecho de que la mujer tenga un grado superior de protagonismo y se perciba como dueña del destino de las historias,  por la influencia que ejercen en los personajes que aparentan ser los protagonistas, creo que responde a una denuncia en contra del machismo que se percibe a veces en la literatura heredada. Es decir, ni Richard ni yo nos planteamos gritar denuncias de éste tipo, pero nuestra condición de críticos de la historia en desarrollo inevitablemente nos lleva a plasmar, inconscientemente, tales denuncias a través de nuestras historias. Así que pienso que los elementos que caracterizan la colección como un todo son el resultado de estar conscientes de la era en la que transcurrimos y de esa decisión de aliarnos con el tiempo presente para trascender y construir. Así mismo con el sexo, la pasión por la labor de escribir y otros elementos. Esta obra es un reflejo de la oscuridad de quienes la escribieron.
R.S.: Pues fíjate que vienes tú a mostrarnos eso, la parte de dar un papel importante a la mujer no lo había notado, en el de Nine Melvin a pesar de ser él el protagonista las mujeres tienen un papel impresionante allí; en el de la periodista igualmente; el del espejo indiscutiblemente aborda la femineidad desde unas ópticas muy tridimensionales, este sí creo fue más filosófico para denunciar varias cosas y en el de ¿Por qué maté a Gusmar Sosa? Creo no hay ninguna mujer, allí sí fue mas directo, pero es en esencia lo que dice Gusmar, inconscientemente aflora esa denuncia por lo injusto y allí entra la mujer y siempre entrará.
8.-  ¿Cuánto de esto hay en la sociedad actual?
G.S.: Creo que le tocará al lector sacar sus cuentas al respecto. Es decir, evaluar su propio contexto e identificar la realidad que refleja cada cuento. Ahora, la obra en mis manos, como lector, me cuenta muchas realidades. Incluso una historia tan fantástica como el primer cuento de Richard (Óbito 1) me cuenta mucho de la realidad.
R.S.: Mis historias tienen mucho basamento en la realidad, mi primer libro: “La Muerte Disfruta su Propia Inseguridad, es sacado de hechos reales, cada historia es sacada de la realidad. En este me internacionalicé e historias tan absurdas como la de óbito uno o la de óbito tres. Son todos reales, han ocurrido de algún modo. ¿Por qué maté a Gusmar Sosa? Si es ficción, por ahora.
9.- ¿Existe alguna razón por la cual en todos los crímenes se disfrute de cierta inmunidad ante las autoridades?
G.S.: Existen muchas razones. La literatura venezolana, esa que emerge, dentro de la cual con humildad posicionamos nuestros trabajos, necesita volver los pies a la tierra. Es cierto que muchos lectores desean viajar a mundos fantásticos, vivir romances y habitar mundos paralelos, pero hay algo más cierto aún: necesitamos despertar continuamente y vivir conscientes. Éste libro quiere aportar un poco para eso. Latinoamérica necesita mantener un rumbo hacia un buen porvenir, y para que sea posible el tránsito es necesario mantener los ojos abiertos y ver las verdades que nos cuentan mentiras.
R.S.: Es un acto inconsciente, estoy rodeado de inmunidad, sólo hay que fijarse en nuestro sistema. He ahí la respuesta del porqué de esas historias donde algunos personajes bandidos se salen con la suya.
10.- ¿Habrá más “cuentos para morir leyendo”?
G.S: Habrá más proyectos escritos en dupla, nos hemos planteado una serie de proyectos. Actualmente trabajamos en un libro que narra dos historias, una escrita por Richard y una escrita por mí. Sujeta al género “Z”, en el que tal vez todo lector atento encontrará mucho de “Cuentos para Morir Leyendo”. Será una ficción interesante, con un mundo apocalíptico como contexto, que llevará al lector a preguntarse si acaso ya no está viviendo ese contexto. Ahora, una segunda parte de ésta colección es una de las ideas que están rondando alrededor nuestro, pero todavía no se ha definido. Ya veremos.
R.S.: En la historia zombi trabajaremos con más ahínco ciertos temas, basándonos en la ficción con mezcla de realidad. De ese sabrás pronto. Cuentos Para Morir Leyendo “dos” es algo que no se ha profundizado, pero ¿Por qué no? Podría darse.
11.- La más esperada ¿Cómo surgió la idea de matarse el uno al otro? ¿Cómo se sintió estar escribiendo como muere alguien conocido? ¿Cómo se sintió leer la tu propia muerte? ¿Qué lo inspiró?
G.S: La idea surgió, como ya hemos dicho arriba, como un juego literario a través del facebook. Gracias a la macabra imaginación de Richard. Así que yo no podía quedarme atrás, decidí que si él narraba mi muerte, si él me mataba, entonces yo debía vengarme. Así escribí “¿Por qué Richard Sabogal decide suicidarse?”. Quien ha leído la obra sabe que el título es un engaño, y es que para el público, dentro del relato, Richard se suicidó. Incluso, él muere creyéndose suicida, viendo mi rostro en el suyo. Se sintió retorcidamente grato (Risa). Fue un buen juego, asesinar literariamente a un conocido a quien se aprecia y con quien se trabaja continuamente es un buen ejercicio. Después de eso no te importa asesinar a cualquier otro en planos de narración.
Leer mi muerte fue desesperante, Richard no sólo me mató, sino que me torturó con la destreza de un sicópata, lo que me asustó fue morir en manos de un fanático religioso que decía ser mi amigo.  En cuánto a qué me inspiró para desarrollar su muerte de esa forma, debo decir que en primer lugar una obsesión de hacer de mis cuatro historias una sola, por eso la muerte de Richard no es sólo su muerte, sino también el fin de los cabos sueltos en las historias anteriores. En segundo lugar me inspiró nuestra sana amistad, sabía que podía escribir con libertad respecto a su muerte pues no había nada en peligro.
R.S.: Lo he dicho muchas veces y seguiré diciéndolo. Gusmar es un resentido social, inventó una muerte utópica de mí, un psicópata sin moral que en nada le pesaría matar a Gusmar luego de lo que hizo. Pero bueno, un cuento más. (Risas). El cierre de Gusmar con mi final fue apoteósico. Cerró cabos sueltos, incluso cabos sueltos de mi historia, porque además de asesinarlo a él, asesiné a un amigo en común y a otro casi lo mato pero corrió como gallina cuando vio mis intenciones.  Mi muerte la vi algo extraña, imaginando eso, pero a su vez estaba mentalizado con que iba a morir y que su historia no tenía nada que ver con el Richard que me imaginé forrado en dinero en una isla gozándose las regalías de Gusmar.
Cuentos Para Morir Leyendo  fue una grata experiencia, a veces es menester expulsar algunos demonios.
La obra se encuentra disponible en la Cadena de Librerías Alejandría, Caracas, en la librería de la Torre Polar, en Amazon y editado en a través de Editora Digital, Argentina.

lunes, 21 de enero de 2013

REGENERACIÓN NO ES CIENCIA FICCIÓN NI FANTÁSTICA, ES NARRATIVA NEGRA... RESEÑA DE RICHARD SABOGAL...


Mi novela corta, "Regeneración", ha sido objeto de críticas por parte de buenos amigos, entre ellos Rafael Ayala Páez y Scarlet Gómez Romero. El primero inclina mi novela hacia el género de Novela Fantástica, y Scarlet sostiene que tiene elementos de Ciencia Ficción. Ahora, Richard Sabogal la sitúa dentro de la narrativa negra. A continuación su reseña:

Anoche, luego de distraerme viendo la serie "El Barco", a las diez y media de la noche, saldé cuenta con un gran amigo que quería leyera su libro, que saldrá pronto con "Neblina Publicaciones" o Negro sobre Rojo como yo jocosamente le dije por los dos colores de la portada que semióticamente aluden al rojo de la sangre y al negro del petróleo o la negra que la pasan las víctimas. Ese amigo es Gusmar Sosa y su libro es “Regeneración Parte 1. Incendio en la planta Amuay”. 

Yo leí el cuento que dio origen a éste libro, si mal no recuerdo ese cuento iba a su colección de "Cuentos Ateos". Para ser sincero el cuento es bueno,  es interesante ver ese personaje que no se muere, pero ya, lees el cuento y ya. Este libro es algo muy distinto al cuento, algunos personajes se encuentran pero muchas cosas cambian, la madurez de la historia impresiona.

Debo empezar por aclarar una duda que hasta el autor tiene, dice que Regeneración es un libro de ciencia ficción o con matices de éste género, en absoluto, no tiene nada de ciencia ficción, puede confundir fácilmente por esos personajes con dones, pero a pesar de sus características son patrones que una que otra vez se han visto en algún programa sensacionalista de televisión en personas reales.

Dentro de la literatura hay varios autores que manejan estos dones, uno de ellos, el que tengo más a mano ahora, es Isabel Allende con "La Casa de los Espíritus", allí vemos a una mujer con poderes psíquicos que conoce más allá de las realidades nuestras. Dentro de la ciencia ficción, las verdaderas historias de ciencia ficción, está Terry Pratchett con sus historias de brujas y magos y el Mundodisco, Larry Niven con  sus historias en otros planetas, Asimov con sus leyes de la robótica o sus conocidas obras llamadas Fundación. En fin, el mundo de la literatura de ciencia ficción es tan enorme, tan extenso y maravilloso, que necesita conocerse mucho sobre ciencia, sobre tecnología, porque incluso autores que escribían en los setenta manejaban términos tecnológicos que ni siquiera nosotros aún conocemos.

Regeneración entra dentro del género negro, narrativa negra, por la suerte de sus personajes, género que curiosamente el autor ha manejado en prácticamente todas sus obras. “Rubia”, su primera novela publicada bajo el sello Negro Sobre Blanco Editores, a pesar de su viaje al interior de su personaje, es una mujer que esa suerte, ese pasado, la lleva a parecer un alma en pena por gran parte de la obra. “Cuentos para Morir Leyendo”, una colección de ocho cuentos que Gusmar Sosa escribió junto a éste servidor, ni hablar, y es que casualmente hace pocos días una escritora estadounidense decía en una entrevista que la narrativa negra iba más allá de tener una historia con un policía y un asesino, el género ha madurado y sus historias van con mucha más profundidad en sus personajes, curiosamente su novela, la que presentaba esta escritora era la historia de un hombre o una pareja, y llegaba hasta el tuétano de su alma, cosa que Gusmar hace en sus obras.

Ahora, habiendo definido el sitio donde yo, Richard Sabogal, coloco a Regeneración, profundicemos en su historia.

La historia se abre con un hombre prendido en llamas que va despellejándose poco a poco, es en cierto modo el protagonista de nuestra historia, aunque cada personaje tiene un peso importante dentro de la obra, éste hombre, es el único que se acerca en un ápice a la ciencia ficción, no puede morirse, y él lo desea, ahí pierde su rasgo de ciencia ficción. Gusmar profundiza en este personaje, su pasado trágico, por cierto un juego literario que cuando lo aplica le queda estupendamente bien, juega con los espacios  y en pocos párrafos nos cuenta sucesos en líneas diferentes de tiempo y al final del segundo o tercer párrafo ya nos sentimos identificados o atraídos por ese personaje y continuamos leyendo esperando tropezar de nuevo con él.

Nos conseguimos a un bombero, un buen hombre, que sufre viendo como Amuay, verdadero protagonista de la historia, se consume en llamas, tal como en realidad ocurrió el pasado 25 de agosto de 2012. Este hombre apagallamas se asemeja a Gusmar, es un personaje que siempre anda pendiente de lo injusto pero también de las conspiraciones. El bombero sigue las conspiraciones o posibles conspiraciones con una gran pasión, y aquí Gusmar comienza a desarrollar otra faceta de historiador, la cual dejó bien parada a Rubia, su primera novela, pero a su vez incrusta en la consciencia del personaje un conocimiento internacional que aborda con equilibrio sin dejarse llevar por emociones, éste atributo es uno de los grandes rasgos positivos de Regeneración. Es entonces como el bombero atribuye que el hecho de Amuay pudo ser provocado, como se maneja en los bajos fondos que fue realmente, y a partir de allí nos vamos sumergiendo en la historia, viendo a un hombre ajeno al hecho, que está pensando más en cómo poner fin a su sufrimiento, y a otro queriendo apagar el incendio y pensando en el status quo de la situación. Pero el bombero no es solamente un hombre de corazón noble, tiene su don, un don extraño por cierto, algo similar a una intuición que va mas allá de lo que conocemos por el término y este personaje jugará un papel importante dentro de las llamas de Amuay.

A Roberto Infante, el hombre que no puede morir, nos lo iremos encontrando dentro de la historia repetidas veces, siempre compartiendo su sufrimiento y esa agonía de tantos años, a la vez que nos vamos encontrando personajes en otros planos de la tragedia. Luego de ver a Roberto, y al bombero, Gusmar nos lleva a alguien que en otra latitud ve a través de la televisión la tragedia y piensa en sus seres queridos que trabajan allá, otro aditivo que nos va sumergiendo aun mas en esas horas de fuego y sangre.

Es común encontrarnos dentro de las historias de Gusmar personajes con diatribas religiosas, nunca falta un ateo, o un personaje que cuestione las palabras que los religiosos defienden a diente y espada,  y por supuesto tampoco falta un religioso, pero es tanta la pasión por cuestionar las incoherencias de la religión que ese personaje religioso se comienza a preguntar cosas que no comprende y que la iglesia le prohíbe preguntarse, en esta historia no podía faltar, y lo interesante es que no lo hace tedioso, sino reflexivo y queda intrínseco en la historia: “Para su padre el alma no era más que otro concepto controlador a disposición de la religión y su mecanismo proselitista, tal vez a su padre no le preocupaba el destino de su alma…” dice en uno de sus párrafos.

Continuando con esa crítica mordaz, ahora viajamos al lado de los reporteros, quienes como buitres están pendientes de devorar el hecho, por un lado intentan colocarlo como si fuera una provocación y aseguran que el gobierno lo tenía controlado y por el otro como si fuera la destrucción total. A su vez viajamos al corazón de las llamas, a una garita que está que se la come la candela y a un grupo de personajes, entre ellos uno que lleva mi apellido y el cual no tuvo gran relevancia, cosa que me decepcionó porque cuando iba a esa altura de la lectura y veía personajes tan fascinantes no pude evitar preguntarme cuál seria el poder de ese hombre con mi apellido, seguramente hasta primo mío, no sé. Dentro de esa garita ocho personas angustiadas desean salir, la que tiene un don es Miriam Salazar, mujer que tiene la batuta de la situación y que además nos hace sentir ese pánico entre las llamas, esto aunado a los demonios internos de cada uno dentro de la garita y el poco oxigeno que les va quedando con cada minuto que transcurre.

Luego el autor nos mete en la cúpula política donde vemos al presidente, al vicepresidente  y varios líderes bajo los ojos del sargento Tomás Zambrano, quien tiene su propio infierno dentro, pero que con aplomo asume el reto de salvar Amuay, todo a raíz de una promesa hecha a su padre.

Dentro de la historia vemos todo el tiempo un desarrollo del momento, de las llamas, hacemos regresiones con cada personaje, pero el autor reflexiona sobre un post evento, lo que ocurrirá con todos esos afectados, damnificados y nuevamente juega con esa realidad: “Sabía lo que sucedería, los afectados serían ubicados en escuelas, polideportivos, complejos y otras instituciones administradas por el gobierno, con la promesa de una pronta solución a sus problemas, el gobierno intentaría un acuerdo con el sector obrero para una alianza a fin de construir una urbanización en la ciudad, transcurrirían meses”.

No podía faltar entre los personajes alguien que despierta con la casa encima, una chica que descubre la tragedia bajo su propio techo, o lo que queda de él. El juego que hizo con este personaje fue muy atractivo, le dio otro matiz a la historia.

Es Regeneración una obra que me cautivó, supera en creces el cuento que leí aun en edición – ventajas de ser su amigo –es una historia que me muestra en diferentes planos esa tragedia que padecieron tantas personas y que los medios reflejaron tan patéticamente.

Gusmar trazó su pluma con un respeto hacia nuestros caídos de Amuay, mostrándonos personajes inolvidables, algo difícil de lograr en la literatura, personajes con tres dimensiones, que cuando uno recuerda el nombre de ellos le viene a la mente lo que pasó dentro de la historia y algo mucho más atrayente, me sentí identificado con prácticamente todos los personajes. Algo de su pasado, de su presente o de sus acciones me identificaron, y estoy seguro todos los lectores se identificaran. Me enorgullece tener un amigo con esa pericia y me satisface aun más tener mi segundo libro en sociedad con él, ésta historia, real, sin nada de ciencia ficción, ni siquiera las particularidades de los personajes, necesita ser leída por todos los venezolanos, porque no es un lucro que busque el autor, es un tributo, ya que ni siquiera lo editará en papel, lo difundirá en digital para quien quiera adquirirlo. Es un libro que se lee de un tirón, no por lo fatuo, nada de eso, sino porque no podrá dejarlo. Yo comencé a leerlo a las diez y media de la noche, cuando me levante de la cama donde lo leía con la computadora, tenía todo el cuerpo agarrotado y adolorido, por supuesto me levanté cuando llegué a ese final tan abierto y que da paso a una segunda parte que desde ya le exijo al escritor que me la pase, porque quedé sediento por conocer mucho más de esos personajes y de esa historia que marcó la vida de muchos venezolanos.

Si esta historia es impulsada correctamente calará en la piel de todos los venezolanos y será leída y pensaremos ¿Cómo estarán esas familias que pasaron por esto?

Gracias Gusmar, por regalarme tan buena lectura.

viernes, 18 de enero de 2013

CAPÍTULO DIEZ DE "REGENERACIÓN".


A continuación comparto una parte del capítulo diez (Presagio), de mi novela Regeneración. En unas semanas la novela estará disponible a través de Amazon y otros portales…

El fuerte sonido la despertó agitada, sorda y temblorosa. De un golpe levantó la mitad de su cuerpo quedando sentada sobre la cama intentando descifrar lo que pasaba. Una neblina espesa había inundado su habitación, le dificultaba la respiración, se ahogaba. No era neblina, era polvo. Agudizó la mirada, con sus manos intentó deshacer la densa niebla de polvo que la agobiaba. El terror aumentó, no podía creer lo que veía.

La pared que separaba su habitación de la sala estaba derrumbada, el techo de la vivienda se había venido abajo, sólo quedaba un pedazo sobre ella, notablemente falseando como amenazando con caerle encima, podía ver que el otro extremo de la casa estaba en ruinas. No pudo evitar una agonizante tos. Sus piernas no respondían a la orden de levantarse, pensó en sus padres.

¿Dónde estarían? ¿Qué había pasado? ¿Qué era ese humo negro que oscurecía el cielo?

Desde su cama vio hacia la selva que rodeaba la urbanización las Acacias. Creyó ver una especie de fuego avanzando entre los arbustos. Pensó que eran los nervios. Un sonido agudo le devolvió el sentido del oído y al instante escuchó crujir el techo sobre ella, saltó de la cama con un impulso y agilidad producto de su disciplina en el gimnasio, y el techo cayó sobre la cama haciéndola pedazos. Escuchaba explosiones, pero menos ruidosa a la que interrumpió su sueño y la hizo despertar. Seguía escuchando el sonido agudo, era una alarma de emergencia, poco a poco iba comprendiendo, aunque confundida.

¿Estamos en guerra? ¿Nos están atacando?

Salió de lo que había sido su habitación, asombrada, saltando entre los escombros, mirando alrededor. La escena era apocalíptica, muchas casas de la urbanización estaban sin fachadas, algunas personas salían heridas a la calle, sangrando, desorientados.  Se agrupaban en la plaza frente a su casa, y desde allí todos miraban hacia el sur con asombro y terror en el rostro.

Escuchó las sirenas de los camiones de bomberos.

¿Blancos de una bomba nuclear? ¿Qué tan lejos había sido el impacto? ¿Se estarían haciendo realidad sus pesadillas de guerras?

El miedo crecía y atacaba su estómago, sintió un frío recorriéndole la pierna derecha y entonces notó la herida, era leve, un rasguño tal vez hecho con los escombros o quizás un trozo del techo le había caído estando en la cama y no lo sintió hasta ahora por el pánico.

Volvió a su casa, rasgó una tela y con ella cubrió su herida amarrándosela alrededor de la pierna. Recordó a sus padres adoptivos, no los vio afuera donde se agrupaban atemorizados sus vecinos. Corrió entre los escombros buscándolos, entró a la cocina y era un caos. Dos habitaciones se habían desplomado por completo, la sala era un cementerio de escombros, las lágrimas golpearon desde su estómago, ensancharon su garganta, inundaron sus ojos hasta rodar cuesta abajo por sus mejillas.

Mileidys Bermúdez no podía creer que sus padres adoptivos habían sido tapiados por los escombros, no podía aceptar que estuvieran muertos. Entre los escombros vio una de las fotografías que con orgullo los Bermúdez mostraban en el interior de la sala, era ella en medio de ellos, la foto la habían tomado el día de su adopción, a sus doce años. Habían pasado seis años y ella se sentía feliz y en familia junto a ellos. Se ganaron su confianza, con cariño, con atención. Y el único secreto que decidió guardar era el de sus sueños. En sus sueños veía escenas de su infancia, y aunque no recordaba mucho de su niñez tenía la convicción de que así era. También tenía sueños que se cumplían, hasta el momento nada alarmante, sin embargo, algunos sueños eran pesadillas monstruosas y se preguntaba si acaso esas también se cumplirían.

Les habría contado sus sueños y su teoría sobre ellos a sus padres, pero sabía que ellos la llevarían a algún psicólogo, se preocuparían mucho por su salud mental. Ya la habían inscrito en ballet, karate y natación, por el interés de que pudiera desarrollar habilidades productivas, también la inscribieron en una universidad privada, proveyéndole lo necesario para su desarrollo académico. El ambiente familiar era celestial, jamás imaginó que de ser adoptada podría estar en un hogar como ese. Y ahora, una vez más, todo cuanto amó está derrumbado, sólo quedan ruinas.

Con los ojos fijos en la fotografía recordó que Nelson y doña Estílita no habían dormido esa noche en casa, el día anterior habían decidido visitar a sus padres en el campo y ella se quedó porque debía presentar exámenes al amanecer. Al instante escuchó sirenas acercándose a la urbanización, se asomó detrás de la única pared que quedaba en pie, componentes militares se dirigían a Las Acacias. Corrió hacia la plaza, el pánico se adueñó de ella una vez más, decidió abandonar el grupo de heridos que estaban reunidos allí, escuchó comentarios que insinuaban que otra explosión podía ocurrir, aún sin entender qué pasaba corrió a las afueras de la urbanización, sin dejarse ver por los militantes de la Guardia Nacional. Entre callejones y veredas se alejó, viendo las calles abarrotadas de autos, también veía cómo algunas personas invadían locales comerciales para saquearlos.

Mientras avanzaba escuchó rumores de lo que ocurría, no era una guerra, no se trataba de una bomba nuclear, era la Planta Amuay, algo había sucedido allá. Veía grupos pequeños de personas que corrían en dirección contraria, dirigiéndose a la planta. Decidió cambiar su rumbo y unírseles. A medida que se acercaba podía ver el incendio crecer en una de las áreas de la planta, también una pared inmensa de humo negro que vestía el cielo como marcando una imponente división en el horizonte. Escuchaba las historias de algunos que se lamentaban, lanzaban plegarias con un “dios mío sálvalo”.

-Mi esposa no debía estar allí. Le correspondían sus vacaciones la semana pasada y acordamos que las dejaría para pedirla de manera que pudiéramos disfrutar en nuestro aniversario de bodas.

Mileidys miró al señor que le hablaba. Un hombre de entre treinta y treinta y cinco años, su rostro reflejaba agonía. Le contó que planeaban tener un bebé pronto, que ella era su vida, que no sabía que sucedería si ella no sobrevive.

-Salí de casa antes que los militares llegaran y me obligaran a evacuar llevándome quién sabe a dónde. No tiene sentido ningún lugar sin ella.

Le pareció romántico el gesto, pero no sabía si podía sentir ternura en un momento como ese. Se preguntó a sí misma qué hacía caminando hacia la planta, todas esas personas tenían a alguien allá, nadie podría estar caminando hacia la planta por mera curiosidad, sin duda el lugar era una bomba de tiempo, o al menos eso se rumoraba entre la gente con la que iba.

¿Qué hacía caminando hacia una bomba de tiempo? ¿Por qué no se devolvía y se montaba en uno de los vehículos de la Guardia Nacional dispuestos para la evacuación? ¿Cómo estarían Nelson y Estilita?

Seguro ellos estarían angustiados, averiguando qué sucedió, intentarían entrar al pueblo, la Guardia Nacional no les permitiría el paso, desesperado intentarían explicarle a uno de los funcionarios que su hija estaba en el pueblo, que querían buscarla, la angustia sería indescriptible, ella los conoce. Se enterarían que hay un campamento para refugiar a los evacuados, irían hasta allá, al no encontrarla la angustia sería mayor. Pensó en volver, pero sentía que debía llegar hasta la planta....