lunes, 21 de enero de 2013

REGENERACIÓN NO ES CIENCIA FICCIÓN NI FANTÁSTICA, ES NARRATIVA NEGRA... RESEÑA DE RICHARD SABOGAL...


Mi novela corta, "Regeneración", ha sido objeto de críticas por parte de buenos amigos, entre ellos Rafael Ayala Páez y Scarlet Gómez Romero. El primero inclina mi novela hacia el género de Novela Fantástica, y Scarlet sostiene que tiene elementos de Ciencia Ficción. Ahora, Richard Sabogal la sitúa dentro de la narrativa negra. A continuación su reseña:

Anoche, luego de distraerme viendo la serie "El Barco", a las diez y media de la noche, saldé cuenta con un gran amigo que quería leyera su libro, que saldrá pronto con "Neblina Publicaciones" o Negro sobre Rojo como yo jocosamente le dije por los dos colores de la portada que semióticamente aluden al rojo de la sangre y al negro del petróleo o la negra que la pasan las víctimas. Ese amigo es Gusmar Sosa y su libro es “Regeneración Parte 1. Incendio en la planta Amuay”. 

Yo leí el cuento que dio origen a éste libro, si mal no recuerdo ese cuento iba a su colección de "Cuentos Ateos". Para ser sincero el cuento es bueno,  es interesante ver ese personaje que no se muere, pero ya, lees el cuento y ya. Este libro es algo muy distinto al cuento, algunos personajes se encuentran pero muchas cosas cambian, la madurez de la historia impresiona.

Debo empezar por aclarar una duda que hasta el autor tiene, dice que Regeneración es un libro de ciencia ficción o con matices de éste género, en absoluto, no tiene nada de ciencia ficción, puede confundir fácilmente por esos personajes con dones, pero a pesar de sus características son patrones que una que otra vez se han visto en algún programa sensacionalista de televisión en personas reales.

Dentro de la literatura hay varios autores que manejan estos dones, uno de ellos, el que tengo más a mano ahora, es Isabel Allende con "La Casa de los Espíritus", allí vemos a una mujer con poderes psíquicos que conoce más allá de las realidades nuestras. Dentro de la ciencia ficción, las verdaderas historias de ciencia ficción, está Terry Pratchett con sus historias de brujas y magos y el Mundodisco, Larry Niven con  sus historias en otros planetas, Asimov con sus leyes de la robótica o sus conocidas obras llamadas Fundación. En fin, el mundo de la literatura de ciencia ficción es tan enorme, tan extenso y maravilloso, que necesita conocerse mucho sobre ciencia, sobre tecnología, porque incluso autores que escribían en los setenta manejaban términos tecnológicos que ni siquiera nosotros aún conocemos.

Regeneración entra dentro del género negro, narrativa negra, por la suerte de sus personajes, género que curiosamente el autor ha manejado en prácticamente todas sus obras. “Rubia”, su primera novela publicada bajo el sello Negro Sobre Blanco Editores, a pesar de su viaje al interior de su personaje, es una mujer que esa suerte, ese pasado, la lleva a parecer un alma en pena por gran parte de la obra. “Cuentos para Morir Leyendo”, una colección de ocho cuentos que Gusmar Sosa escribió junto a éste servidor, ni hablar, y es que casualmente hace pocos días una escritora estadounidense decía en una entrevista que la narrativa negra iba más allá de tener una historia con un policía y un asesino, el género ha madurado y sus historias van con mucha más profundidad en sus personajes, curiosamente su novela, la que presentaba esta escritora era la historia de un hombre o una pareja, y llegaba hasta el tuétano de su alma, cosa que Gusmar hace en sus obras.

Ahora, habiendo definido el sitio donde yo, Richard Sabogal, coloco a Regeneración, profundicemos en su historia.

La historia se abre con un hombre prendido en llamas que va despellejándose poco a poco, es en cierto modo el protagonista de nuestra historia, aunque cada personaje tiene un peso importante dentro de la obra, éste hombre, es el único que se acerca en un ápice a la ciencia ficción, no puede morirse, y él lo desea, ahí pierde su rasgo de ciencia ficción. Gusmar profundiza en este personaje, su pasado trágico, por cierto un juego literario que cuando lo aplica le queda estupendamente bien, juega con los espacios  y en pocos párrafos nos cuenta sucesos en líneas diferentes de tiempo y al final del segundo o tercer párrafo ya nos sentimos identificados o atraídos por ese personaje y continuamos leyendo esperando tropezar de nuevo con él.

Nos conseguimos a un bombero, un buen hombre, que sufre viendo como Amuay, verdadero protagonista de la historia, se consume en llamas, tal como en realidad ocurrió el pasado 25 de agosto de 2012. Este hombre apagallamas se asemeja a Gusmar, es un personaje que siempre anda pendiente de lo injusto pero también de las conspiraciones. El bombero sigue las conspiraciones o posibles conspiraciones con una gran pasión, y aquí Gusmar comienza a desarrollar otra faceta de historiador, la cual dejó bien parada a Rubia, su primera novela, pero a su vez incrusta en la consciencia del personaje un conocimiento internacional que aborda con equilibrio sin dejarse llevar por emociones, éste atributo es uno de los grandes rasgos positivos de Regeneración. Es entonces como el bombero atribuye que el hecho de Amuay pudo ser provocado, como se maneja en los bajos fondos que fue realmente, y a partir de allí nos vamos sumergiendo en la historia, viendo a un hombre ajeno al hecho, que está pensando más en cómo poner fin a su sufrimiento, y a otro queriendo apagar el incendio y pensando en el status quo de la situación. Pero el bombero no es solamente un hombre de corazón noble, tiene su don, un don extraño por cierto, algo similar a una intuición que va mas allá de lo que conocemos por el término y este personaje jugará un papel importante dentro de las llamas de Amuay.

A Roberto Infante, el hombre que no puede morir, nos lo iremos encontrando dentro de la historia repetidas veces, siempre compartiendo su sufrimiento y esa agonía de tantos años, a la vez que nos vamos encontrando personajes en otros planos de la tragedia. Luego de ver a Roberto, y al bombero, Gusmar nos lleva a alguien que en otra latitud ve a través de la televisión la tragedia y piensa en sus seres queridos que trabajan allá, otro aditivo que nos va sumergiendo aun mas en esas horas de fuego y sangre.

Es común encontrarnos dentro de las historias de Gusmar personajes con diatribas religiosas, nunca falta un ateo, o un personaje que cuestione las palabras que los religiosos defienden a diente y espada,  y por supuesto tampoco falta un religioso, pero es tanta la pasión por cuestionar las incoherencias de la religión que ese personaje religioso se comienza a preguntar cosas que no comprende y que la iglesia le prohíbe preguntarse, en esta historia no podía faltar, y lo interesante es que no lo hace tedioso, sino reflexivo y queda intrínseco en la historia: “Para su padre el alma no era más que otro concepto controlador a disposición de la religión y su mecanismo proselitista, tal vez a su padre no le preocupaba el destino de su alma…” dice en uno de sus párrafos.

Continuando con esa crítica mordaz, ahora viajamos al lado de los reporteros, quienes como buitres están pendientes de devorar el hecho, por un lado intentan colocarlo como si fuera una provocación y aseguran que el gobierno lo tenía controlado y por el otro como si fuera la destrucción total. A su vez viajamos al corazón de las llamas, a una garita que está que se la come la candela y a un grupo de personajes, entre ellos uno que lleva mi apellido y el cual no tuvo gran relevancia, cosa que me decepcionó porque cuando iba a esa altura de la lectura y veía personajes tan fascinantes no pude evitar preguntarme cuál seria el poder de ese hombre con mi apellido, seguramente hasta primo mío, no sé. Dentro de esa garita ocho personas angustiadas desean salir, la que tiene un don es Miriam Salazar, mujer que tiene la batuta de la situación y que además nos hace sentir ese pánico entre las llamas, esto aunado a los demonios internos de cada uno dentro de la garita y el poco oxigeno que les va quedando con cada minuto que transcurre.

Luego el autor nos mete en la cúpula política donde vemos al presidente, al vicepresidente  y varios líderes bajo los ojos del sargento Tomás Zambrano, quien tiene su propio infierno dentro, pero que con aplomo asume el reto de salvar Amuay, todo a raíz de una promesa hecha a su padre.

Dentro de la historia vemos todo el tiempo un desarrollo del momento, de las llamas, hacemos regresiones con cada personaje, pero el autor reflexiona sobre un post evento, lo que ocurrirá con todos esos afectados, damnificados y nuevamente juega con esa realidad: “Sabía lo que sucedería, los afectados serían ubicados en escuelas, polideportivos, complejos y otras instituciones administradas por el gobierno, con la promesa de una pronta solución a sus problemas, el gobierno intentaría un acuerdo con el sector obrero para una alianza a fin de construir una urbanización en la ciudad, transcurrirían meses”.

No podía faltar entre los personajes alguien que despierta con la casa encima, una chica que descubre la tragedia bajo su propio techo, o lo que queda de él. El juego que hizo con este personaje fue muy atractivo, le dio otro matiz a la historia.

Es Regeneración una obra que me cautivó, supera en creces el cuento que leí aun en edición – ventajas de ser su amigo –es una historia que me muestra en diferentes planos esa tragedia que padecieron tantas personas y que los medios reflejaron tan patéticamente.

Gusmar trazó su pluma con un respeto hacia nuestros caídos de Amuay, mostrándonos personajes inolvidables, algo difícil de lograr en la literatura, personajes con tres dimensiones, que cuando uno recuerda el nombre de ellos le viene a la mente lo que pasó dentro de la historia y algo mucho más atrayente, me sentí identificado con prácticamente todos los personajes. Algo de su pasado, de su presente o de sus acciones me identificaron, y estoy seguro todos los lectores se identificaran. Me enorgullece tener un amigo con esa pericia y me satisface aun más tener mi segundo libro en sociedad con él, ésta historia, real, sin nada de ciencia ficción, ni siquiera las particularidades de los personajes, necesita ser leída por todos los venezolanos, porque no es un lucro que busque el autor, es un tributo, ya que ni siquiera lo editará en papel, lo difundirá en digital para quien quiera adquirirlo. Es un libro que se lee de un tirón, no por lo fatuo, nada de eso, sino porque no podrá dejarlo. Yo comencé a leerlo a las diez y media de la noche, cuando me levante de la cama donde lo leía con la computadora, tenía todo el cuerpo agarrotado y adolorido, por supuesto me levanté cuando llegué a ese final tan abierto y que da paso a una segunda parte que desde ya le exijo al escritor que me la pase, porque quedé sediento por conocer mucho más de esos personajes y de esa historia que marcó la vida de muchos venezolanos.

Si esta historia es impulsada correctamente calará en la piel de todos los venezolanos y será leída y pensaremos ¿Cómo estarán esas familias que pasaron por esto?

Gracias Gusmar, por regalarme tan buena lectura.

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