lunes, 24 de diciembre de 2012

HOY QUIERO CELEBRARTE DE OTRA FORMA...


Que naciste en un pesebre, eso me contaron. Y te adoré, porque naciste en un pesebre. Humildad la tuya, que me dio el chance de adorarte.

Hoy sigue siendo humildad la tuya, pero mi adoración no basta, y decirlo es una farsa. Un yo te adoro no es suficiente y no sirve de nada, recordarte en el pesebre  ya no alcanza. No alcanza si sólo voy a recordarte, si solamente voy a contemplarte allí tan niño, tan débil, reposando en un pesebre que no es el lugar para un recién nacido, alegrándome por tu condición de pobre y mi destino feliz por tu nacimiento.

Hoy quiero celebrarte de otra forma, hoy quiero lamentar el pesebre donde reposaste, porque una casa digna merecías, como la merecen los niños que me nacen en mis barrios, como la merecen los que son parte de una cifra que muchos aseguran que no existe porque es mejor maquillar las estadísticas.

Merecías un hogar con techo firme, con paredes cálidas, con el olor a recuerdos gratos, a donde los vecinos pudieran asistir para festejarte, con un patio enorme, y árboles creciendo, donde pudieran reunirse tus tíos, tus abuelos, y reír a carcajadas como se debe reír cuando hay un nacimiento. Así como lo merecen las familias que con ilusión deciden ser familias.

Merecías padres felices y no preocupados por una matanza, no afligidos por los malditos prejuicios de siempre, esos que persiguen y te hacen transitar escondido por los desiertos. Hoy siguen naciéndonos niños con padres preocupados y afligidos, porque siguen existiendo prejuicios, se sigue persiguiendo al débil, a los que no son como “la mayoría”, a los que no han aprendido a ser parte del sistema.

Hoy no voy a brindar por tu nacimiento en el pesebre, y no me malinterpretes, que yo estoy agradecido por tu humilde nacimiento que nos hace a los pobres creer que siempre quisiste estar en medio nuestro, es que quiero creer que nos denunciaste al nacer, sí, que apuntaste en contra de nuestros prejuicios y conformismos, que nos dijiste: “mira exactamente donde nazco y que no se repita la historia…”

Hoy quiero creer que se puede cambiar la historia si decidieras nacer de nuevo, que yo podría verte nacer en un hospital digno, en el seno de una familia feliz sin la preocupación de una matanza a la puerta, con un padre a quien la política no le trunque su visión de bienestar para ti, con una madre que no tema ser apedreada, convencida de que no cometió ningún error. Y esperarte en la cuadra, verte llegar entre los brazos de tus padres, unirme a la parranda por tu nacimiento, y levantar una botella de ron para brindar por tu nacimiento y por todos los que nacen en un lugar digno, en un contexto digno…

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